Tu sangre es tan especial
que el mundo y el inframundo claman por ella.
(To Cynthia my no blood sister)
Al mundo rojo de la naturaleza vegetal llegaron por órdenes del señor del orden del caos tres vampiros desterrados del mundo terrenal al cual no dejaban en paz.
Habían azotado de tal forma el lugar que habitaban antes, que no hubo forma de convertir ningún ser viviente en un ser similar a ellos, ya que estos tres glotones, dejaban a sus víctimas sin una gota desangre y no podían renacer como vampiros.
Y si acaso notaban en ellos un hálito de vida que les podía permitir renacer en el inframundo, de inmediato le clavaban una estaca a fin de no compartir con él ni una parte del festín sangriento que este trío se daba.
Eran gorditos y rozagantes y se daban tremendos banquetes, todo ser que tuviera aunque fuese una gota de sangre era de inmediato perseguido por su olfato desmedido y perfectamente entrenado en reconocer el olor del plasma con sus hematíes, leucocitos y plaquetas.
Vestían con elegancia y eran excelentes gourmets y se daban el lujo de elegir a la carta, cual comensales del mejor restaurante, al tipo de individuo que esa noche exprimirían.
Podrían tener antojo de especimenes de tipo O, positivo o negativo, A o B con las mismas características que los anteriores y dejaban para el domingo los RH negativos, ya que estaban muy escasos.
Podían sentir el olor de la sangre a kilómetros de distancia, para ellos dejaba un rastro como las tartas de arándanos que las mamás sacan a enfriar en las ventanas de las cocinas.
Todos les temían y lo único bueno que habían hecho, entre comillas, era haber acabado por completo con los mosquitos del lugar, ya que en cuanto alguno aparecía con la barriga llena del preciado líquido rojo, sacaban la lengua, similar a la de un camaleón y en una abrir y cerrar de ojos ya se lo habían ingerido.
Pero al acabar con esta especie rompieron con el equilibrio ecológico de ese lugar y el gran señor del orden del caos se enfurruñó. Y mandó sus emisarios con tres invitaciones para presentarse de inmediato ante él.
Se pusieron sus mejores galas y pensaron con soberbia que seguro se les encomendaría una misión sin igual que sólo ellos podrían llevar a cabo.
Se presentaron con una rapidez inusitada haciendo gala de sus artes de danzantes voladores nocturnos; el señor del orden del caos les recibió con una risa sarcástica.
Los ojos de las tres criaturas brillaron con destellos rojizos y ya se relamían los bigotes imaginando placeres de cascadas infinitas del líquido que tanto apreciaban.
Pero el brillo de sus ojos poco a poco fue menguando y palideciendo cuando escucharon la orden del señor del orden del caos.
Habían violado las leyes de natura y contra natura, no habían sabido perpetuar su especie, no tenían vástagos ni herederos, eran añosos, egoístas y poseían una glotonería inusitada, la cual les había llevado a exterminar un ser tan importante como el mosquito, y ahora otros insectos y bichos más pequeños andaban deambulando por la región sin restricción alguna, además habían hecho que quebrara la compañía de repelentes contra los mosquitos que era la principal fuente de trabajo para esa zona pantanosa.
Por lo tanto serían confinados por toda la eternidad al mundo de la naturaleza vegetal; con benevolencia les daba algo de consuelo a su castigo, primero: les mandaba a la sección roja y de tono crepuscular para que por lo menos los frutos que de ella ingirieran tuvieran el tono de ese líquido que tanto adoraban.
Y les asignó dos mascotas, solo dos, para que se las turnaran entre si y el que no la tuviese en turno añorase su compañía , esto como castigo y en pago a todas las mascotas que de otros habían dejado cual piezas de experto taxidermista, sabiendo que éstas no podrían renacer.
Las mascotas no podrían jamás caer bajo el filo de sus colmillos ya que eran una mezcla de gallo, gato y can:
Con la docilidad de un can para aceptar un cordel y acompañarlos a sus paseos.
La astucia y agilidad de un gato para permanecer alerta ante cualquier peligro de acecho y con siete vidas multiplicadas por todas las veces posibles matemáticamente en todas las combinaciones del número siete.
Y las características de un gallo para que les anunciase cuando el alba estaba a punto de llegar.
Y ahora los podemos ver calladitos y taciturnos en torno a una mesita redonda, sorbiendo con popote sus frutitas rojas, porque ahora están chimuelos y ya no tienen colmillos, vistiendo harapos, al del medio que ese día no le toca disfrutar la compañía de las mascotas, le toca a cambio saborear el manjar más suculento de esos lares que es una rosa roja y según dicen ellos es la única que tiene un dejo parecido al sabor cálido de la dulce sangre de los RH negativos.
23 de julio del 2007
1 comentario:
Me gusta que se haya utilizado una pintura de Remedios Varo para crear esa historia tan divertida e ingeniosa.
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