Desapercibida me pasó la fecha
y olvidé celebrar un homenaje
al momento de eclosión natural
quien en dulce encuentro me formó.
Por ser fecha aún muy dolorosa
aunque los años transcurran sin medida
a pesar de que el polvo del recuerdo se sacuda
con el eterno devenir del día a día.
Pues aún tu recuerdo permanece
tan mágico y latente como un latido mío
y tus imágenes jamás se desvanecen
como al borde de mi mirada las arrugas.
En cada paso que doy cotidianamente
tus consejos y advertencias se arrebolan
formando en tornado magistral escudo
contra fallas, grietas y rocas del camino.
Y pienso si el inconsciente me traiciona
a voltear mi faz hacia otros desvaríos
tratando de suplir las notas de tu lira
por musitados cantos en mis labios.
Y tal vez Padre no me olvidé nada
es el dolor perenne quien la fecha evita
y es tu recuerdo por siempre permanente
lo que hace a diario que estés siempre presente.
Yolanda de la Colina Flores
19 de junio del 2011
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