Aunque
su nombre le viene,
del
orgullo y la soberbia,
de
un ser romano que en ciernes,
se
autonombró emperador.
Porque
venció a Marco Antonio,
junto
a su amada Cleopatra,
por
poder virar el nombre,
de
un mes si así se apetece.
Pero
a esta princesita,
la
historia le viene guanga,
lo
que ella le interesa,
es
del agosto la holganza.
Pues
es mes de vacaciones,
de
contento y diversión,
todo
se torna en acciones,
de
relax o distensión.
Se
acabaron los deberes,
y
ahora vienen los placeres,
playa
o montaña da igual,
lo
importante es disfrutar.
Y
cuando ella ya ha elegido,
que
a la playa va a gozar,
ella
tiene algo que a alguno,
le
agradaría probar.
Una
islita para ella,
toda
de su propiedad,
donde
no hay ninguna huella,
ni
quien venga a molestar.
Si
desea tomar el sol,
toda
la playa es de ella,
debajo
de un parasol,
se
divierte la princesa.
Cambiarse
de bañadores,
lo
puede hacer sin temor,
pues
no hay cerca nadadores,
ni
algún curioso mirón.
No
hay vendedores molestos,
que
vengan a interrumpir,
las
lecturas de su cuentos,
o
cuando quiere dormir.
Y
ella nunca está solita,
está
bien acompañada,
porque
estar con uno mismo,
no
es estar en soledad.
Porque
lo dijo un poeta,
y
también su alma lo entiende,
la
soledad no cuestiona,
lo
que realices o pienses.
Mario
lo dijo con creces,
con
frases favorecidas,
las
soledades a veces,
suelen
ser muy concurridas.
Yolanda
de la Colina Flores
1
de agosto del 2012
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