Polar
y ártica princesa,
blanca
como es su hábitat,
navega
entre aguas heladas,
sin
siquiera tiritar.
Muy
gélida ella es,
pero
fría ella no es,
pues
tiene tal calidez,
que
a todos da placidez.
Y
se entretiene nadando,
con
portentos majestuosos,
los
grandes Ursus maritimus,
a
los que enseña a jugar.
Con
bellos bloques de hielo,
ella
crea grandes esferas,
para
luego decorarlas,
con
sus muñecas sirenas.
Con
ellas muestra a los osos
como
jugar Voleyball,
porque
los piensa llevar,
a
los torneos del mar.
Viven
muy cerca de Alaska,
en
la isla de Wrangel,
ella
viene de Groenlandia,
pero
habla el ruso muy bien.
Por
ello puede enseñar,
a
estos osos portentosos,
las
reglas del balón mano,
sin
que medie traducción.
Les
enseña a dar servicios,
y
como hacer un buen saque,
ya
han aprendido a dar pases,
recepción
y un buen bloqueo.
En
lo que más se destacan
es
en ataque y remate,
y
saben “chocar los cinco”,
cuando
se apuntan un tanto.
Y
juegan muy bien los sets,
que
les toque por hacer,
hay
delanteros, zagueros,
y
por si acaso dos líberos .
Un
capitán que es genial,
pues
devuelve bien los pases,
pues
este puede bloquear,
con
su par de pompis grandes.
Y
así se pasan los días,
entrenando
y entrenando,
para
ganar el torneo,
y
luego ponerse a cantar.
Porque
se irán a una fiesta,
junto
a la bella princesa,
y
tocarán balalaika,
hasta
que el sol reaparezca.
Pues
lo dice su refrán
El
que ellos suelen corear:
“Después
de un juego ganar,
hay
que ponerse a cantar”.
Yolanda
de la Colina Flores
20
de agosto del 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario