Sentirte
entre mis manos es un juego,
donde
me vuelvo adicta a tu presencia,
no
acepto ni un periodo de abstinencia,
las
dosis de tu amor me llevan a un éxtasis supremo.
A
la grupa me llevas precioso caballero,
montada
junto a ti en viaje intempestivo,
entre
juegos y risas gozando como niños,
y
en lúdicos vaivenes de gozos y gemidos.
Y
brilla tu armadura que me embelesa siempre,
tu
cota con su escudo con tonos refulgentes,
que
caen y se entremezclan entre mis vestiduras,
cual
voladora alfombra que nos transporta lejos.
Para
esparcirse luego en el nido que amamos,
en
el cual anidamos deleites y placeres,
intimidad
y elixir que crea poco a poco,
una
adicción perenne por siempre bendecida.
Y en estupefaciente transformas los recreos,
y
mi adicción me atrapa y baña mis sentidos,
por
ello es que a tu lado por siempre yo he de ser,
ludópata
insaciable sin ansiar ni un remedio.
Yolanda
de la Colina Flores
6
de noviembre del 2012
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