domingo, 2 de marzo de 2014

SPIRULINA




La sirena Spirulina
bosteza en el fondo del mar,
le aburre toda la flora
que circunda su hábitat.

El frondoso cloroplasto,
musgo y líquenes igual,
le causan desasosiego
y ya del helecho, ni hablar.

Ya no le agradan las algas,
ni su grande variedad,
ni verde azules ni rojas,
la han sabido contentar

Procariotas o eucariotas
solo la hacen bostezar,
rodófitas, clorofitas
la siesta le hacen tomar.

Del plasmodium ya está harta
y del plancton de la mar,
la traviesa Sprirulina
a atisbado sobre el mar.

Y ha mirado que en la tierra
hay una flora genial.
con mil tonos y colores,
que no ha mirado en la mar.

Hoy se encuentra embelesada
con un sueño sin igual,
en el fondo del océano
mil bosques quiere plantar.

Más de la tierra infinita
poco conoce en verdad,
sólo a un cuervo enamorado
de sus joyas de la mar.

A éste cuervo inusitado
le mantiene subyugado,
con las perlas y conchitas
con que se suele adornar.

Y pensando ella maquina
como poder convencer,
a esa ave landronzuela
y su plan cristalizar.

En noche de plenilunio
lo logra al fin convencer,
de cambiarle sus adornos,
por esquejes de la tierra.

Y así a la luz de luna,
pues sus joyas brillan más,
cambia perlas por esquejes,
de todo árbol terrenal.

Y sueña con ver crecer,
en ese mar tan profundo,
bellos bosques de ciprés,
de roble y también de cedro.

Sus ensueños se engalanan
con olivos y castaños,
con pinos y con abetos,
con ahuehuetes y hayas.

Su deseo más preciado
es el poder instalar
un columpio en un árbol
que emerja sobre la mar

Tal vez en un árbol de tule,
o en un olmo portentoso
aunque ella piensa posible
hacerlo en una Secuoya.

Para mirar todo el mundo
sin salir de su hábitat,
meciéndose en su columpio
con los cantos de la mar.

Yolanda de la Colina Flores
3 de abril del 2013

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sábado, 1 de marzo de 2014

LA SIRENA ANCIANA





Había una sirena vieja,

tan anciana como el mar,

blancos eran sus cabellos

como espumas en el mar.



Tenía tantas arrugas

que solo salía del mar,

en noches donde la luna,

muy poco solía alumbrar.



Eran noches muy nubosas

que solo dejaban ver,

muy tenues rayos de luna

de tono crepuscular.



Para desviar las miradas

de su gran ancianidad,

utilizaba una perla

y a ella solían mirar.



Pues la gente se pensaba

que emergía de la mar,

una perla sustentada

por simple espuma del mar.



Más un cuervo que pasaba

cada noche sobre el lar,

la descubrió y sin dudarlo

quiso con ella jugar.



Y la rama que llevaba

para un nido construir,

le dio una idea genial,

que no pudo resistir.



Y muy cerca de la  vieja

le dijo quedo al oído:

Si te cubres con mi rama

una máscara tendrás.



Pensarán que eres un árbol

que ha nacido de la mar,

que sólo asoma la  punta

porque sumergido está.



Si tu me das esa perla

esta rama te daré,

ya verás como es genial,

pasearse con antifaz.



Y así la vieja sirena

se pasea por el mar,

con un antifaz de rama

que cubre su ancianidad.



Va cubriendo sus arrugas

que dan prestancia a su rostro,

más las que porta su cola

han quedado en descubierto.



Yolanda de la Colina Flores

4 de abril del 2013 

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