De
nórdica mitología,
y originaria de Islandia,
esperando
aparecer
se
mece en luna menguante.
Hada y princesa a la vez
y
también parece ser,
que
otra cosa suele ser
pues
es un ángel también.
Aparece cuando naces
si
feneces, desvanece,
sólo
tú la puedes ver
al
morir o al nacer.
Te
muestra la puerta a la vida,
y
también la que va al cielo,
en
vigilia da cobijo
y
en sueños da regocijo.
Emite un leve murmullo
muestra
de faérica esencia,
que
puede solo escuchar
quien
admira su presencia.
Se entremezcla con tus sueños
como
escudo protector,
destruye
los malos sueños
destierra a las pesadillas.
Y se suele aparecer
cuando
menos te lo esperas,
como
un hermoso animal
protegiéndote
del mal.
Y es tu forma de vivir
lo
que le da su apariencia,
si
eres feliz será bella,
si
estás triste se hace fea.
Por ello hay que estar pendientes
de
nuestra forma de ser:
“Porque
esto suele afectar
a
los que nos aman siempre”.
Yolanda de la Colina Flores
21
de marzo del 2013
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