Capítulo 2
Buscando compañeros de viaje
El primero que se encontró por el camino fue un petirrojo a quien
por supuesto invitó y le pidió su
ayuda contándole todo lo que se le había revelado en el sueño, el turdus
migratorius con aire displicente le dijo: -A mi
solo me agrada comer larvas, sobre todo las de escarabajo y oruga y para saciar
mi sed me sobra y basta con las bayas y frutas que hay en este bosque,
definitivamente no puedo acompañarte y mucho menos ayudarte, bastante tengo con
organizar nuestra próxima migración, confórmate con haberme visto pues soy el
primer petirrojo de la primavera y eso te dará suerte-.
Rött hår, se encogió de hombros y
siguió caminando y a su encuentro sin planearlo se le atravesó una ardilla roja
con la que también compartió su anhelo y a la que también pidió ayuda, la Sciurus
vulgaris, le respondió: -¡Anda, déjate de mandangas y no me molestes yo tengo suficiente con lo que me prodiga el
bosque, los insectos huevos y aves que me puedo zampar ya me vienen bien, con
los frutos que hay en este bosque estoy sobrada, y con las semillas y frutos
que almaceno, no necesito de andar por ahí de pata bandola corriendo peligros!,
así que ¡ala!, ¡que voy de prisa a recoger bellotas!
Rött hår volvió a encogerse de
hombros y prosiguió su camino, y ahora le salió al paso un tímida lagartija,
ésta temía a cuanto ser se encontraba ya que sin saber porqué aquellos con los
que se topaba siempre salían corriendo y alguna que otra fémina lo hacía además
dejando a su paso una estela de chillidos. Pero éste no fue el caso de la
pequeña elfa, ésta por el contrario le sonrió y se acercó aún más a ella, al
igual que como hizo con el petirrojo y la ardilla roja le contó su idea y
solicitó su ayuda, la cohibida Liolaemus lemniscatus le respondió, -no sé si pueda servirte de ayuda, pero lo que yo
pueda hacer por ti lo haré, se me ocurre que se de pronto estás desfallecida de
tanto caminar, porque no estás acostumbrada como yo, entonces podrás trepar a
mi lomo y yo te llevaré sobre él mientras descansas, además ya estoy un poco
aburrida de comer tantas avispas, abejas y escarabajos de los cuales algunos no
tienen un sabor muy apetitoso, así que desde luego me gustaría probar ese
fruto, que por lo cuentas debes ser delicioso.- Rött hår pensó para sus
adentros que la lagartija era muy pequeña y que si se montaba sobre ella, sus
pies arrastrarían, pero no dijo nada, silenciosa agradeció y aceptó su
ofrecimiento con una sonrisa y
así, muy contentas se fueron platicando a buscar más voluntarios para el viaje;
bueno, eso de platicar es un decir, porque la que no paraba de hablar era la
lagartija, tenía tantas ideas que expresar que nunca había podido sacar a flote
y ahora que se le presentaba la oportunidad no la iba a desaprovechar. Rött
hår se encogió de hombros y se dispuso a
escucharla por todo el camino.
Yolanda de la Colina Flores
Verano del 2013
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