Se enamoró como siempre
se
enamoran las mujeres,
que
aunque sean inteligentes
el
amor las vuelve idiotas.
Se enamoró como tonta
no
por creer en consejas,
ni
porque besos y rosas
le
descompongan la testa.
Porque siendo inteligente
la
cuestión analizó,
con
cálculos y estrategias
llegó
a una conclusión:
"Si el estar enamorada
me
provoca este estadío,
prefiero
estar atontada
que
vivir en el hastío."
"Si yo tengo que escoger
entre
sapiencia y locura
me
decanto con holgura
por
preferir la idiotez."
"Aceptando la premisa
de
que amar te vuelve idiota,
me
reconforta el saber
que
el que me ama también lo es."
"Y si ser un par de lelos
nos
transporta hasta la gloria,
me
agrada más la tontera
que
ver el amor de lejos."
"Sopesando
en la balanza,
a
mi sí que me compensa
y
prefiero estar idiota
a
no estar enamorada."
Yolanda de la Colina Flores
11
de marzo del 2013
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