Hacemos un paréntesis al cuento de
verano
para felicitar a mi maravilloso y amado esposo Toni por su cumpleaños.
Me tenías resguardada
cubierta
como un bebé,
dulces
besos yo libaba,
papillas
de amor y miel.
Solo era una mariposa
que
se engordaba de amor,
que
día a día se inflaba
y
se iba llenando de amor.
Con tus querencias y mimos
crecía
mi redondez,
mis
alas desfallecían
ganaba
la gravidez.
Más yo no caí en tu taza
por
gordita o por glotona,
atando
cabos te digo:
fue
un efecto mariposa.
Ve enlazando bien los hechos
con
todo lo que te diga,
y
verás como las fichas
en
sincronía irán cayendo.
No
es que sea una glotona,
ni
por ello estoy redonda,
fue
un efecto dominó
y
esto fue lo que causó:
Si no hubiera sido
por
la tarta de la yaya,
yo
jamás habría emergido
de
mi cómoda crisálida.
No habría salido volando
e
ir mis alas perdiendo,
ni
por ello ir tropezando
entre
las hojas de un árbol.
Nunca
me hubiera encontrado,
en mi camino una rama
y
ésta no me habría mandado,
a dormir hasta una hamaca.
No habría tomada prestada
la
hamaca de los mosquitos
y
no me habrían perseguido,
por
todo el jardín florido.
Jamás
me hubiera encontrado,
un
tenue rayo de sol,
por
ahí no habría llegado
a
tu mirada pasión.
Y no me hubiera mecido
en
el tul de tus pestañas,
mucho
menos resbalado
en
tus labios de sonrisa.
Pero en ti me fui cayendo
sin
poderlo remediar,
y
así vine a terminar,
en
tu ardiente desayuno.
Después
de haber comprobado
que
no estaba tan caliente,
mi
pijama deseché
y
dentro de él me lancé.
Y
ahora soy tu desayuno,
tu
miguita en el café,
por
siempre me has de comer
y
jamás tendrás ayuno.
Yolanda de la Colina Flores
17
de agosto del 2013
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