miércoles, 21 de agosto de 2013

LA PEQUEÑA ELFA SEDIENTA Capítulo 5 (Cuento de verano)


 

 

 

Capítulo 5

El sotobosque

El primero de esta especie de flora que encontraron en su camino fue un pequeño arbusto de hojas pequeñas, con un espigado central morado y con unos tallos ligeramente vellosos, con unas bayas de color rojo pálido, de las que Rött hår recordaba su sabor refrescante de carácter marcadamente ácido.  Al reconocerle la pequeña elfa le dijo: -Buen día señor arándano buscamos al árbol de Prunus custodiado por ustedes, para ver si quiere regalarnos uno de sus frutos. Para llegar a él necesitamos que nos abras camino. -

El Vaccinium oxycoccus le miró de arriba abajo y como se creía que él tenía las bayas con el tono más hermoso de rojo que se hubiese visto jamás, al mirar los hermosos y largos cabellos de Rött hår sintió que tal vez estaba en un error y esto le dio un poco de recelo así que le dijo: -No, no, no, no puedo, no encuentro en lo que me dices una razón poderosa para dejarles pasar, mejor regresan por donde vinieron- la lagartija sacó entonces su larga y delicada lengua y empezó a hacerle cosquillas por todos lados, el arándano sin remedio empezó a reír y a mover sus ramas por todos lados hasta que se formó un hueco entre ellas por el que todos fueron pasando como su ser le indicaba, los acróbatas con saltos de remolino estilizados, Rött hår con un ligero brinquito y la lagartija con una carrerilla sin dejar de hacerle cosquillas hasta que hubo traspasado el arbusto. Cuando pasaron todos éste nuevamente se cerró.

Siguieron avanzando y sobre el suelo algo les empezó a cubrir los pies de tal forma que no podían moverse, era una especie de alfombra de pequeñas formas rizoides sin hojas ni tallos, todos intentaban sin éxito zafarse de ella. Los sapitos le conocían debido a sus andanzas por las partes húmedas de su bosque, de inmediato al mismo tiempo le dijeron: -Rápido, tenemos que acariciar a este musgo por arriba con los dedos de la mano y por abajo con los dedos de los pies, como nosotros tenemos las patas más grandes lo haremos en forma más rápida- Y como por arte de magia el Bryophyta sensu stricto que tenía las sensaciones a flor de piel empezó a dejar libres los pies de sus prisioneros para que éstos pudieran acariciarle con sus dedos al tiempo que se regocijaba con las caricias, el grupo de amigos iba quedando en libertad y corría para salir fuera de su alcance, los últimos en llegar fueron los sapitos porque el musguito no quería soltar un dedo de uno de ellos. 

Siguieron avanzando y su entorno era cada vez más oscuro, estaba plagado de niebla y sombras, por entre las copas de los árboles se percibía de cuando en cuando alguno que otro rayo solar, de pronto Rött hår sintió que algo como una saeta de repente venía y se incrustaba en uno de sus brazos, como una especie de pegatina, al ir a revisarla ya tenía otra en una pierna y lo mismo estaba pasando con todos sus compañeros, trataban de despegarlas de muchas formas pero esto era imposible, poco a poco fueron cubriendo casi por completo a la lagartija, los sapitos y Teotl se defendían mejor debido a sus acrobacias, de pronto una de estas criaturas apareció con una velocidad vertiginosa y se plantó en una mejilla de Rött hår, ella gritó desesperada, y su grito fue como un acicate para la rápida resolución de Teotl, así que de inmediato ordenó: ¡De prisa busquemos un rayo de sol, son líquenes y les encantan las sombras, la luz solar los deblita!, todos más pronto que rápido ya estaban bajo los rayos de sol que se filtraban por entre el ramaje. Los Xantoria parietina se fueron despegando de su piel como viejas y gastadas estampillas y al caer salían corriendo despavoridos hacia las sombras.

Teotl le indicaba ahora por donde era el camino, la lagartija un poco nerviosa le preguntaba-¿tú crees que ya hemos terminado con el sotobosque, eh?- el chico le respondió: -Creo que no, sé de buena fuente que todavía nos falta una región de cornejos, helechos y acebos que hay que atravesar-, pero éstos que ya habían escuchado acerca de ellos decidieron no enfrentarles, así que el Cornus abrió sus racimos de flores blancas y amarillas cediéndoles el paso, los Pteridophyta que ya conocían a la elfa por lo que sus primos del otro bosque les habían contado, les dejaron pasar sin ponerles ninguna resistencia.

El Iles aquilorum que estaba encantado con el cabello de la pequeña elfa y que tenía un corazón por siempre alegre pues era representativo de la navidad, desplegó sus hojas de color verde brillante por el haz y verde amarillento y mate por el envés para que la comitiva pudiera pasar, y ya de paso les regaló unos ramitos con hermosos frutos rojos a la lagartija y a Rött hår.

-¡Perfecto!- dijo Teotl, -es hora de visitar a los habitantes que forman el dosel de bosque y estos seres son muy importantes porque son sus copas las que se juntan unas con otras para conformar el techo de los bosques-.

Yolanda de la Colina Flores
Verano del 2013

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