sábado, 9 de abril de 2011
COMO GLOBO DE CANTOYA
Ingiriendo con acopio o con desgano
la aerofagia me gana en deglución,
ella traga y engulle con bulimia
toda brisa o viento alrededor.
Empezó con pequeñas bocanadas
parecía degustar cada ventisca,
poco a poco revistió mi cinturita
con mullidos ciclistas michelines.
Intenté rebajar con ejercicios,
con gimnasias y cursos de pilates.
Y al volverme por fin contorsionista
me gané como premio una lumbalgia.
No sirvió tampoco en este intento,
las mil listas de dietas del entorno.
Mucho menos pinchar con alfileres
que me dieron una gama de chillidos.
Y me fui acostumbrando a devorar
las corrientes que hay entre ventanas,
a zamparme la atmósfera completa
tornando lentamente de bus los michelines.
Mirando una vidriera yo mi reflejo seguí,
de pronto me elevaba como lenta cometa
y no tenía alas, era mi regia panza
la que me mantenía cual globo de Cantoya.
Pensé que mi adorado ya no me llevaría
cual novia de la mano a ver escaparates,
a visitar parajes rurales catalanes,
cubriendo con sombrilla del sol su lozanía.
Pero me equivoqué el me lleva consigo
atadita del pié con pulsera al tobillo,
pues esta comilona de viento que me eleva
menudo par de piernas por gracia me ha heredado.
Yolanda de la Colina Flores
8 de abril del 2011
Etiquetas:
Serie Tesoros Privados
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