Me agradaría arribar a tu tierra
cuando el atardecer ocluye sus párpados
y paulatinamente se va transformando
en una noche templada y luego desaparece
bajo la oscuridad de la madrugada.
Me gustaría quedarme en tu playa desierta
y guardar palmo a palmo en la memoria,
los manchones de neblina
y los contornos de la costa,
me gustaría ver pasar el viento,
que silva poesías en catalán,
en el sitio que pescabas.
Conocer y recorrer
los pueblos por donde tu deambulaste
el lugar que escuchó tu llanto al nacer
los cerros y los riscos que guardan
en cada piedra el eco de tu voz adolescente.
Me gustaría escudriñar cada momento en tu vida
como creciste, que hacías
que estudiabas, que leías.
Pero aquí en la madrugada
solo me queda pensar…
que pronto yo pueda estar
en esos bellos lugares
y con tu voz al platicar.
Yolanda de la Colina Flores
18 de septiembre del 2007
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