Llévame
siempre contigo
prendidita
a tu bolsillo,
a
recorrer los caminos
por
donde vas peregrino.
Dame
un poco de cobijo
por
los pliegues de tu abrigo,
como
el tesoro mas fino
que lleva tu mismo sino.
Pórtame
como algo divino,
cual
erario esmeraldino,
un
diamante cristalino
engarzado
a tu destino.
Verás
como te fascino
con
mi toque femenino,
seré
el mejor convecino
que
jamás será cansino.
Puedo
ser tu vellocino
o
un pequeñito doctrino,
con
mi más caro abanino
y
un poquito de albarino.
Y
aunque me sienta en lo alpino
seré
firme numantino,
cual
estoico felino
que
no teme ni un comino.
Yolanda
de la Colina Flores
6
de octubre del 2015
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