Es diluvio de colores,
de brillos y cascabeles,
antes paupérrimo Zanni,
hoy elegante Arlecchino.
Sus rombos multicolores,
que remiendos eran antes,
son ahora el gran vestuario,
que visten los arlequines.
Fiel ha todo este bagaje,
Arlecchina, la princesa,
viste vistosos ropajes,
matizando los paisajes.
Y mientras ella realiza,
las bromas mas ingeniosas,
va decorando jardines,
con rosas y con jazmines.
Y con flores de colores,
que embelesan los sentidos,
ella reviste paisajes,
mientras salta de improviso.
Además de la comedia,
que ejecuta con sus brincos,
su castillo es una pieza,
adornado con sus brillos.
Y se ha montado un blasón,
a la entrada del palacio,
coronando de arlequines,
las paredes de ese espacio.
Sus faldas hechas de gasas
y sus regios cascabeles,
le acompañan los sonidos,
de sus risas infantiles.
Es divertida y locuaz
y siempre provoca risas,
suele ser también vivaz
y dulce como una brisa.
Por ello en presentaciones,
d’ll arte de la Comedia,
ella provoca ovaciones,
que pueden ser de leyenda.
Esta princesa Arlecchina,
siempre será requerida,
personas con alegría,
siempre son muy bienvenidas.
Yolanda de la Colina Flores
27 de enero del 2012
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