Era una hermosa princesa
con tres cuernos por
corona,
de estirpe de raza
pura
con caminar de
ambladura.
Es su nombre y apellido
Giraffa
camaleopardalis
y dicen que tiene por
primos
a la familia de
okapis.
No era de la clase Rothschild
nigeriana o somalí,
tanzana es del
Serengueti,
toda una guerrera
Masai.
Siete vértebras gigantes
su cuello le
sostenían,
con sus labios
peculiares
espinas de acacia
engullía.
Cuatro estómagos tenía
y jamás estaba plena,
aunque rumiaba y
rumiaba
no se hallaba
satisfecha.
Un viento subsahariano
provocó lluvias de
arena,
para ver si así
aplacaba
su incontenible
apetito.
Y la jirafa listilla
se reía de la calima,
sus fosas nasales
cerraba
y sólo le hacían
cosquillas.
Sus padres desesperados
buscaban que hacer
con ella,
pues sus hermanos
menores
zampaban aún más que
ella.
un consorte de entre
mil,
y por fin
seleccionaron
un príncipe muy
varonil.
Al igual que su princesa
tenía un corazón
enorme,
cardiovascular
sistema
que le dejaba
inclinarse.
Y convenció a la
princesa
de desposarse con él,
pues prometió a la
glotona
eterna luna de miel.
La llevó al
Kilimanjaro
y le desveló una
luna,
fabricada de galleta
embadurnada con miel.
Como la alta princesa
duerme tan solo dos
horas
en noches de luna
llena,
come Selene a
deshoras.
Yolanda de la Colina
Flores
5 de agosto del 2013
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