A Lupita Amaro en recuerdo a su madre.
Como una pequeña rosa,
ella llegó al mundo un día,
y poco a poco crecía,
sabiendo que al fin se iría.
Un príncipe la hechizó,
y la llevó a otro jardín,
donde ella ahora es feliz
y en sus vástagos retoña.
Mas nunca olvida y recuerda,
que fue engendrada por alguien,
por esa Rosa que es reina
y también su madre eterna.
Yolanda de la Colina Flores
14 de septiembre del 2011
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