Hija de divinidades
que habitan en cada río,
la han nombrado protectora,
de fuentes, lagos y ríos.
Por si tú no lo sabías
toda fuente que se aprecie,
para sí tiene una Náyade
que le cuida noche y día.
Difícil es que las veas,
porque son diminutivas
y vuelan cual colibrí,
agitando sus alitas.
Visten de muchos colores
de acuerdo al medio ambiental,
ellas suelen combinar
con las flores del lugar.
Entusiastas son del baile,
de la música y el canto
y hacen demostraciones
de las dotes que poseen.
Poseen facultades de cura
y de profetas también,
y aunque no son sirenitas
bajo el agua respiran muy bien.
Son muy buenas curanderas
por ello en las aguas termales,
en jacuzzis o balnearios,
también viven las princesas.
Y te curan las dolencias,
del cuerpo y el corazón,
y alegran todas las fuentes
que se encuentre en función.
Por ello hay que procurar
mantenerlas vivas siempre,
para que así estas haditas,
nos vengan a visitar.
Porque por ahí reza un dicho
que no sé donde escuché,
las fuentes de agua dan vida
a quien vaya ahí a morar.
Yolanda de la Colina Flores
27 de octubre del 2012
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