Aunque parezca que el frío
a todos hace invernar,
la blancas hadas de invierno
se ponen a trabajar.
De los árboles se ocupan
y de las plantas perennes,
como los pinos o el boj,
el abeto y el endrino.
Y se visten en los tonos
de esta ocasión invernal,
cual lirios de invierno vivos
con un matiz celestial.
Junto al elfo del acebo
en el solsticio de invierno,
con radiantes mágicas velas
inundan el bosque entero.
Y realizan bellos juegos
con diminutas bolas de nieve,
o con ramitas de muérdago,
o patinando en el hielo.
Si tu pones atención
a su pequeños murmullos,
quizás puedes entender
que te protegen de aludes.
También suelen ayudar
a quien se pierde en las cumbres,
más buenas que un sherpa
son,
escalando en las alturas.
Yolanda de la Colina Flores
21 de junio del 2014
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