¿Y dónde termina el duelo
y cuándo llega el consuelo?
¿Porqué se ha llevado el cielo
quién sustentaba el anhelo?
Nos van pasando los años
y todo aparenta sosiego,
pero vienen los recuerdos
y algo rueda por los suelos.
Te vienen reminiscencias
y evocas tantas esencias,
entonces tomas conciencia
de su partida y ausencia.
Y no hay día que no extrañe,
sus consejos, sus andares,
sus caricias envolventes,
sus rostros siempre sonrientes.
A veces siento que al punto,
mi corazón va estallar
y que inusitado embrujo
me lo va a desquebrajar.
Y aquí está la paradoja
donde transita mi vida,
pues el recuerdo acongoja,
pero te vuelve a la vida.
Y vuelvo a ser su princesa
cual ballerina ataviada,
la de la negra melena
para ustedes tan divina.
Y se posan en mi cuerpo,
cual sutiles mariposas,
entonces mi alma reposa
y no existen las congojas.
Yolanda de la Colina Flores
3 de abril del 2016