Y por ahí dicen algunas lenguas
que el recordar nunca es vivir,
quizá no tengan bellos recuerdos
esos que alegran el existir.
Pues los recuerdos de tus hazañas
siempre me evocan el sonreír,
si las sonrisas no nos dan vida
no sé que cosa me hará vivir.
Y tu recuerdo no da tristeza,
es siempre dulce la evocación
y me libera de las angustias
de los temores y el desazón.
Si a veces viene tímido acento
de una tristeza en mi corazón,
es por que sé que es imposible
crear más recuerdos de esa emoción.
Mas con abrir las viejas gavetas
de los recuerdos de mi interior,
yo me libero y vuelo hacia cielo
que cuando miro te evoco yo.
Yolanda de la Colina Flores
5 de febrero del 2016
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