Dedicado a los maravillosos
recuerdos de los enfermos de alzheimer.
Del me olvido al no me acuerdo
y
del recuerdo al olvido,
así
se van los recuerdos,
con
el tiempo cual cobijo.
El
armario de la mente,
añoranzas
va guardando,
luego
cierra las gavetas
y
las sella para siempre.
Cual
viejos retratos de antaño,
se
nos van desvaneciendo,
tomando
un tono ambarino,
con
el paso de los años.
Sin
saber porqué, un día,
la
testa se desquebraja
y
parecen escapar,
como
las hojas de estío.
Otro
día se despeñan,
también
por desfiladeros
y
parecen suicidarse,
entre
montones de olvido.
Pero
algunos se mantienen,
no
se los lleva el olvido,
será
tal vez que se enganchan,
con
querencias de alfileres.
Y
se incrustan en la mente,
en
el alma y los recuerdos,
con
tatuajes del amor,
permanentes
para siempre.
Yolanda de la Colina Flores
6
de abril del 2012.