Su llegada continúa,
con las flores en vaivén,
pero esta niña evalúa,
las lecturas y el querer.
Posee un pequeño dragón,
que está trazado en su sino
y en el nombre del amor,
transformará su destino.
Porque este dragón pequeño,
que mantiene a la distancia,
si sale de su ensueño,
dará paso a la ignorancia.
Mientras crece, la princesa,
lo tiene quieto a su lado
y lo mima con cuidado,
con valentía y entereza.
Con senyeras y con trigo,
y con rositas de amor,
la nena tiene a este amigo,
más mansito que un ratón.
Más tarde un regio doncel,
habrá de luchar con él,
para imponer el leer,
y las rosas por doquier.
Yolanda de la Colina Flores
1 de abril del 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario