A Miguelito un ser magnífico que día a día me acompaña con su maravilloso canto.
Cual
diminuto jilguero,
en
una jaula atrapada,
con
un gorjeo en requiebro
y
con las alas cortadas.
Abducida
en un recinto,
tan
pequeño como yo,
lanzando
mi canto al viento,
con
congoja al corazón.
Los
dos tan encarcelados,
en
el nombre del amor,
tú
como un dulce presente,
yo
por propia decisión.
Sin
poderte liberar,
porque
no me perteneces,
cada
día que anochece,
sueño
con verte volar.
En
destrozar tus barrotes,
cerraduras
que alucino,
eliminar
tus arneses
y
reírme con tu trino.
Aunque
nos den un cobijo
y
manjares día con día,
los
dos pensamos de fijo,
en
liberarnos un día.
En
volar por las alturas,
con
nuestro lar a los pies,
cantando
a las hermosuras,
que
encontremos por doquier.
Pero
somos prisioneros,
por
amor y por querer
y
como ambos amamos,
se
ha de librar nuestro ser.
Mientras
tanto volaremos,
donde
queramos volar,
con
nuestra alma soñando,
en
retornar al hogar.
Yolanda
de la Colina Flores
6
de abril del 2012
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