En
un reino que es un circo,
viven
varias princesitas
y
como buenas circenses,
se
bordan bien el oficio.
Se
han montado en los jardines,
que
circundan el palacio,
una
pista con sus redes,
con
su cañón y trapecio.
Una
de ellas domadora,
de
saurios y de dragones,
otra
maneja las pesas,
como
si fueran de pluma.
Existe
una que pretende,
ser
la copia de Houdini
y
en cajas se nos sumerge,
con
candados y cadenas.
Otra
vuela en las alturas,
en
un trapecio elevado,
le
encanta mecerse al viento,
como
un regio rehilete.
La
contorsionista quiere,
doblarse
como una liga
con
las manos en los pies
y
los pies en la barriga.
Hay
una que vuela alto,
pero
no lo hace en trapecio,
esta
vuela por los cielos,
emergiendo
de un cañón.
Hay
otras dos que también,
les
agradan las alturas,
una
es malabarista
y
domina el equilibrio.
La
otra es una danzarina,
que
como adora lo alto,
se
calza de zapatillas,
un
par de graciosos zancos.
Cinco
de estas princesitas,
comparten
una afición,
pues
les gusta divertir,
provocando
una ovación.
Tal
vez todos se pregunten,
como
es juntas y aún tiempo,
existen
tantas princesas,
que
son iguales reflejos.
Esto
no sucede siempre,
pero
es bueno que informemos,
que
a veces así acontece,
con
las nenas de probeta.
Juntas
darán la función,
como
se hace en un circo,
pero
también actuarán,
en
la forma individual.
Esperamos
que disfruten,
esta
actuación singular,
no
está de más reiterar,
que
la puerta sigue igual.
Abierta
de par en par ,
para
el aquí quiera estar
como
el acto va empezar,
que
salga el que no quiera estar.
Yolanda
de la Colina Flores
5
de febrero del 2012
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