Por un camino plagado,
de flores y corazones,
esta niña viene andando,
prodigando mil amores.
Como si fuese cupido,
saetas porta en la espalda,
con ellas pone sentido,
al nombre que viste y calza.
Le encanta ver a la gente,
enamorada y feliz
y a los amigos consiente,
con bomboncitos de anís.
Por doquier derrama rosas,
o muñecos de peluche
y otros millones de cosas,
que su nombre hace derroche.
Va pintando los paisajes,
con tonos del corazón
y así todos los parajes,
los matiza en bermellón.
Es sinónimo de amor,
de querencia y amistad,
su risa plasma bondad
y sus caricias candor.
Aunque es un poco locuaz,
a la niña le da igual,
su hermana March que ahí viene
le es un poco similar.
Yolanda de la Colina Flores
1
de febrero del 2012
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