¡Vaya nombre! que le han puesto
a esta hechicera genial,
pero a ella le fascina
lo que hace es sin igual.
La traducción es Menjunje
y aunque no sea muy usual,
los menjunjes que prepara
son algo fenomenal.
Menjunjes para hacer bromas
para reír y gozar,
para amenizar reuniones
o crear algo especial.
Puede volverte ratón,
o un durmiente lirón,
una rana con verrugas
o un risible guasón.
Un sapo gordo y panzón,
una lechuza locuaz,
una urraca testaruda,
o un cuervo con buen graznar.
Te puede poner verrugas
o granos por reventar,
una nariz puntiaguda
o un ojo bizco al hablar.
También puede provocar
un vómito interminable,
o un aliento de dragón
que haga a todos desmayar.
Sus menjunjes los vacía
en frasquitos primorosos,
por eso los beben todos
sin saber que harán un “oso”.
Lo bueno es que las bromitas
solo duran un ratito,
y todo se normaliza
mientras termina la risa.
Huy! jaja, jaja, jaja
Dice un dicho popular:
“Si de algo te has burlar,
pronto en él te tornarás”.
Yolanda de la Colina Flores
24 de julio del 2014