Capítulo
4
Reparación de fracturas
Más tardó Vale en llegar hasta Brittle que Tati, quien de un saltó espectacular llegaba hasta él
lo tomaba entre sus brazos, lo llevaba sobre la mesa y manteniéndole sobre su
regazo le tomaba el pulso, con voz entrecortada le dijo a su gemela: –Vale
todavía tiene pulso, aunque está muy débil, ¡rápido necesito todos los trozos
que encontréis de su cascarón los cuales deben estar esparcidos por el suelo,
es necesario que me traigan harina de trigo, agua y unos trozos de pañuelos de
papel!-.
Uno de los insectos se acercó a entregarle varios
pedacitos de cascarón que encontró por ahí regados y nadie se atrevió a hacer
nada contra él, lo importante de ese momento era tratar de salvar al huevo. La
operación duró horas, todos vieron como Tati, volvía a guardan en Brittle sus preciosos contenidos, como encapsulaba
la yema en una preciosa burbuja que había elaborado con la clara y como todo el
sobrante de ésta era puesto de nuevo en su lugar, como tomaba los pedazos de
cascarón y como los colocaba cual complicado puzzle con precisión matemática, la
forma como indicó a su hermana la manera de preparar con la harina y el agua creando
una especie de suave engrudo, en los que remojaba pequeños trozos de pañuelos
de papel, cortados por las tijeras de cocina, y colocaba reparando las heridas
de Brittle, lo hacía con tal
precisión que parecía que lo hubiese hecho toda la vida, así fue reparando poco
a poco todo la fractura con la habilidad de un artesano de tal forma que cuando
hubo terminado, no se notaba la diferencia entre los parches y la textura
normal del cascarón.
Después entre las dos chiquillas lo llevaron y lo
recostaron en una de sus camitas, Vale estaba desolada y tenía una cara de una
tristeza infinita, se preguntaba si acaso lo hubiera dejado formar parte del
minúsculo ejército no habría tenido tan triste desenlace, Tati que barruntaba
las ideas que seguramente cruzaban por
los pensamientos de su hermana, le dijo: - No te preocupes se recuperará, ya su
pulso está muchísimo mejor, además le he embadurnado todo el cuerpo, ¡así que Brittle ya no podrá romperse nunca más!-
Ambas sonrieron y Vale le preguntó entonces cómo es que
sabía que hacer para reparar el cascarón, -Muy fácil- dijo Tati – ¿Ya no
recuerdas que yo ayudaba al abuelo a reparar las figuras de porcelana que de
cuando en cuando rompía el gato del vecino, cuando se colaba por el jardín?- y
haciéndole un guiño con el párpado de un ojo se alejó rumbo a la cocina. Vale
no pudo menos que pensar que tenía una hermana simplemente genial.
Ahora quedaba el ineludible y penoso caso del casca
óvolos, a quien necesitaban interrogar así que ella también enfiló sus pasos
hacia el mismo sitio. Cuando entró a la cocina, contra lo que podía imaginar,
el espectáculo era sobrecogedor, sentado al centro como si de un acusado en un
juicio se tratara estaba el casca huevos, a su alrededor toda la cubertería en
actitud amenazante y expectante, pero lo que sobrecogió su corazón no fue la
actitud de todo su ejército, sino el rostro del acusado, ¿podría decirse que
estaba triste?, ¿o era solo su imaginación? , y Tati, su actitud no era para
nada agresiva e inquisitoria, más bien parecía conmovida y un poco dubitativa,
así que dándole un disimulado codazo instó a su hermana a que hiciese las
primeras preguntas.
Tati cual noble fiscal empezó a interrogar al
utensilio, pero no comenzó por hacer las preguntas de las que todos esperaba
con ansia las respuestas, principalmente la que consideraban la más crucial:
saber por qué había desquebrajado de aquella manera a Brittle. No, Tati, con tacto y parsimonia y tomándose todo el
tiempo del mundo, le preguntaba si sentía útil dentro de la cocina, si acaso no
le parecía que había sido relegado y menospreciado, incluso salió a relucir que
el instrumento era desconocido para muchos integrantes de la cubertería, jamás
se habían percatado de su presencia, pasaban a su lado sin siquiera mirarle.
Poco a poco fue revelando que se sentía triste y un tanto rencoroso porque no
había sido invitado a participar en la contienda, y que pensaba hacerlo en
forma clandestina, así que les siguió desde lejos en todas sus actividades, al
seguirlos él había quedado a espaldas de Brittle,
él dilucidó que el pequeño huevo que iba bastante atrás no pertenecía al ejército,
y sospechó que podría ser un espía o algo así, se acercó a él para ver que
tramaba y así informárselo a ellas y quedar como todo un héroe, pero al
acercarse, sus metales se sintieron atraídos por la frágil figura y sin
pensarlo lo aprisionó un poquito, sólo para sentir su textura, hacía ya tanto
tiempo que no cascaba un huevo, pero ese poquito fue suficiente para fracturar
a Brittle, la yema saltó y brincó
sobre la cucharita que Vale había agarrado para defenderse y de ahí para
adelante ya todos conocían el resto de la historia.
Yolanda de la Colina Flores
22 de septiembre del 2015
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