Capítulo 6
Culinaria contienda
Vale, no se detuvo a pensar en las intenciones del
insecto, de inmediato arremetió contra él para proteger a su hermana y él
coleóptero emprendió de nuevo el vuelo para ponerse a buen resguardo. A partir
de ahí todo fue como una vorágine de acontecimientos. Toda la cubertería
arremetió de lleno hacia los escondrijos dónde sabían estaban agazapados los
insectos, los perseguían por doquier, ponían en práctica todas las tácticas y
estrategias que en el improvisado campo de entrenamiento habían ensayado, era
una estrategia militar en toda regla.
Las nenas se habían encargado del correcto
planteamiento y dirección de sus campañas bélicas, así como del movimiento y
disposición estratégica de sus “fuerzas armadas” , ellas como perfectas
estrategas trataban de explotar cada situación en su provecho, según lo exigían
las circunstancias. En una escala minúscula conseguían aplicar las tres facetas
del arte de la guerra: dirigir sus tropas en el teatro de operaciones hasta
llevarlas a cabo en el campo de batalla, la correcta ejecución de los planes
militares y maniobras que sería la táctica militar y mantener al ejército asegurando
su disponibilidad y capacidad combativa, que sería la logística militar. En fin, era un cuasi ejército que mantenía en
equilibrio, la táctica y estrategia.
Sin embargo su enemigo utilizaba otro ardid de guerra
que ellas, principalmente por su edad, no dominaban, la estratagema en donde
hay que tener un dominio muy claro del empleo de la astucia, el
fingimiento, el engaño artificioso, la
destreza en el empleo del ingenio y el cálculo, todos éstos puestos
correctamente en práctica y acción siempre han servido para engañar al enemigo
y colocarlo en una posición tan difícil o crítica que irremediablemente
produzca su rendición.
Los bichos se movían de tal manera que parecía que eran
más de los que realmente eran en realidad, las nenas y su pequeño ejército no lograban asestarles ni un solo golpe de
consecuencias siquiera aceptables, eran mucho más rápidos de que ellas y su
seguidores, cuando creían que ya los tenían dominados levantaban el vuelo y
desaparecían. Realizaban una serie de
movimientos que más bien parecían de algún juego que de una batalla en regla,
si no fuera porque Tati estaba muy ocupada tratando de asestar algún golpe,
casi hubiera asegurado que la última formación había realizado era una perfecta
formación escopeta de futball americano donde uno de los insectos había sido
lanzado cual balón. Desgraciadamente se movían con tal rapidez, que no
alcanzaba a dilucidad cuántos insectos les estaban atacando. ¿Atacando era la
palabra correcta?, más parecía que estaban jugando con ellas y su improvisado
ejército; podríamos agregar si vamos a ser sinceros, que también parecía que se
estaban divirtiendo de lo lindo.
En todas estas trifulcas, siempre ocurren desaguisados,
por un lado y por otro, y todas las verduras, legumbres y alimentos que
participan y formaban parte de ella, ponían su mejor empeño en realizar las
tareas que les habían sido asignadas, pero a veces estos seres que tienen otras
encomiendas en su haber, están con la mente en dos lugares a la vez y en el
caso que nos ocupa, una cebollita muy aguerrida por cierto y que en otras
ocasiones era muy buena multiplexando, en esta ocasión no podía sacar de su
cabeza cómo sabría si la confitaban en un buen aceite de oliva, le devana los
sesos la cuestión y por estar ahí, pensando quien sabe que tantos pensamientos,
se atravesó en el camino de un cuchillo chuletero y aunque éste trató de
esquivarla le asestó sin querer un terrible tajo.
Yolanda de la Colina Flores
22 de septiembre del 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario