Esta rara princesita
es la efímera de china,
pues tan solo vive un día
y otra vez vuelve a nacer.
Y cada vez que renace
se cambia la vestimenta,
siempre en colores bermejos
ya que es hippodamia convergeus.
Han dicho que vive un año,
pero para ella es un día;
poco tiempo le parece,
su existencia pequeñita.
Ser como es le fascina,
porque sólo ella puede
cambiar con el día a día,
toda su fisonomía.
Por la mañana despierta
y poco a poco va abriendo
moteadas y rojas alitas
hasta salir del capullo.
Muy grácil y bella es
y su piel siempre broncea
por eso busca los rayos,
del sol que siempre la adora.
Y vaga por los jardines
aspirando los perfumes
de un sin número de flores,
pero más de los jazmines.
Es hija del gran Coleóptero
y nieta de Cepidóptero;
ella hace honor a su nombre,
danzando cual helicóptero.
Tiene duda si es correcto,
ese nombre que le han puesto,
aunque sea de gran estirpe
y familia de abolengo.
Pues efímera no es
su existencia y es muy cierto,
que es princesa por día,
pero también de por vida.
Así que no le preocupa
su existencia singular,
pues cada día como dicen,
su afán él solo traerá.
Y aunque suene a perorata
o a un dicho ya muy manido,
cada año venidero,
nueva vida le traerá.
Yolanda de la Colina Flores
5 de diciembre del 2011
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