Por ahí dicen los niños,
que existen otras princesas
y ésta la vine a encontrar,
en libro de biblioteca.
Siempre le agrada leer,
los avances de la ciencia,
suele todo comprender
y luego se va he inventa.
Ha inventado un almohadón,
con el que atrapa estrellitas,
se las ha donado Orión,
para adornar a las niñas.
Inventó unos cofrecitos,
donde guarda las sonrisas,
de las madres cuando arrullan,
a los nenes pequeñitos.
Entre sus inventos tiene,
un montón de potecitos,
donde guarda las fragancias,
de las risas de los niños.
Siempre ha estado iluminada,
se le ocurren mil ideas
y ella está coronada,
por una lámpara excelsa.
Tiene un ojo que es un foco,
que le alumbra cuando lee,
pero también le ilumina,
su cabeza y pensamiento.
Cuando el intelecto estalla,
por tanto que hay que pensar,
con solo desenchufarse,
se la pasa “a todo dar”.
Y aunque ella se desenchufe,
no suele quedar a oscuras,
pues sabe ahorrar energía,
esta singular criatura.
Y así ella busca crear
y realizar mil inventos,
todos plagados de amor,
para que no haya pesar.
Por ello posa sus ojos,
en todo lo bello que encuentra,
con uno va iluminando,
y con el otro ella observa.
Y va guardando tesoros,
para repartirlos luego,
para que todos se llenen,
de amor en cuanto los vean.
Porque ella sueña en el dicho,
que un día su madre le dijo:
“Si amor tu quieres brindar,
por los ojos ha de entrar”.
Yolanda de la Colina Flores
4 de diciembre del 2011
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