Esta
delgada princesa,
posee
fuerza inusitada,
quizá
sea por la ingesta,
de
vitaminas variadas.
Con
verdosas espinacas,
se
atiborra bien de hierro,
esto
no la pone “cachas”,
más
le fortalece el cuerpo.
Con
sopitas de tomate,
ella
acumula potasio,
para
un buen almacenaje,
come
bananas también.
Ella
ingiere proteínas,
por
supuesto omega 3,
y
así se zampa filetes,
y
uno que otro rico pez.
Se
saborea cereales,
con
buenas dosis de leche,
y
le agradan las verduras,
ya
sean cosidas o crudas.
Los
huevitos le divierten,
pues
encuentra divertido,
las
variedades que existen,
en
procedencia y cocido.
Come
hongos y mariscos,
no
desprecia las legumbres,
las
cebollas y los ajos,
y
toda clase de arroces.
La
niña aliña ensaladas,
con
buen aceite de oliva,
de
vez en cuando se enzarza,
con
mantequillas y pastas.
Como
buena comensal,
sin
mohines y sin muecas,
la
nena ingiere platillos,
con
mini pizcas de sal.
Y
para el final se deja,
lo
mejor al paladar,
la
dulzura de las frutas,
que
alivian todo pesar.
Por
eso ella levanta,
cualquier
peso que le pongan,
y
con su fuerza ella ensalza,
el
dicho que por ahí cantan.
Un
dicho que alguien comenta,
que
más bien parece chanza:
“El
que su ser alimenta,
bien
empieza por la panza”.
Yolanda
de la Colina Flores
6
de abril del 2012
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