Un
paraguas o sombrilla,
portan
estas princesitas,
pues
hoy día ellas habitan,
entre
cristales y brisas.
Les
gusta danzar a un tiempo,
todas
juntas en vaivén,
con
su parasol abierto,
al
ritmo de un dos por tres.
¿Y
son estas bailarinas,
nueve
princesas tal vez,
o
solo son los reflejos,
que
devuelve la pared?
Los
colores que reflectan,
sus
coloridos vestidos,
quizás
se los dan los brillos,
de
su vidrioso castillo.
Como
viven en palacio,
fabricado
con cristal,
han
nacido con la testa,
cubierta
con quitasol.
Danzan
moviendo los pies
y
subiendo bien la pierna,
bajo
los rayos del sol
y
también los de Selene.
Reciben
baños de luna,
y
de los rayos del sol
a
través de los cristales
y
de regio quita sol.
La
cúpula en su cabeza,
muestra
un extraña visión,
pero
ellas están contentas
y
eso les causa emoción.
Pues
estas regias cubiertas,
que
las protege del sol,
de
otras dádivas del cielo,
también
las tiene cubiertas.
¿Que
otra cosa puede ser,
si
vemos al arco iris,
que
esplendente está en cielo,
traspasando
las paredes?
Las
niñas muy bien lo saben,
y
nunca lo olvidarán,
“cuando el
arco iris se ve,
o
llueve o va a llover.
Yolanda
de la Colina Flores
13
de mayo del 2012
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