Sustrayendo del mar unos tesoros,
Marina se fabrica un falso mar,
cubierto
con polvos de oro bronce,
que
brillan bajo luces mortecinas.
Y el mar que jamás se queda quieto,
se
venga en sus sueños de su ultraje
y
en una pesadilla sin ambages,
le
arrastra entre sus algas y sus oleajes.
Yolanda
de la Colina Flores
23
de febrero del 2013
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