En una dicotomía
una noche convergí,
añicos en descría
y otros a confluir.
Como polvo entre los vientos
cual confeti me flui,
se me escapaban fragmentos
y otros se anclaban a mi.
¿Se puede sobrevivir
fragmentándote en trociscos,
dejándote adscribir
en trozos levantiscos?
Si caes en pesadumbre
te puedes fragmentar,
mas hay la certidumbre
de poderlo amainar.
Porque el amor restaura
requiebros y fisuras,
sana cualquier ardura
y calma las tristuras.
Con estos elementos
hoy puedo comprender,
lo que en esos momentos
le aconteció a mi ser.
Yo me desintegré,
en gris atardecer
y en áureo amanecer.
de nuevo me integré.
Yolanda de la Colina Flores
26 de junio del 2016
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