No puedo ver mi reflejo
que me devuelve el espejo,
no sé si el luto a menguado,
si mi ropaje ha cambiado.
Aunque me vista de loores,
o con miles de colores,
los atuendos siento grises
y el ambiente sin matices.
En un ambiente de flores,
sigo sintiendo dolores
y en la paz de mis amores,
percibo aún los fragores.
Yo sé que frente un espejo,
debo siempre erguir el cuerpo,
más las fuerzas me blocaron
y mis piernas me abjuraron.
Del mar me llegan acentos,
de mis padres los alientos,
sinfonías de caracolas,
calmando penas con violas.
También percibo lavandas,
que me envuelven en fragancia,
su olor me atrapa en volandas
y soy su amada Yolanda.
Yolanda de la Colina Flores
25 de agosto del 2016
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