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Quien iba a decir que este mes,
que también es nombre y apellido,
me haría recorrer una mezcla inusual de sentimientos,
gama y mixtura de colores, amores y placeres.
Por las mismas causas
por las que has sido usado.
Tu nombre mes de abril,
¿como he de definirlo?
Has sido el feliz momento
hace algunos años del día duodécimo,
que trajo consigo a mi amada hermana Cristina
de risa cristalina y personalidad aún mas transparente.
Tiene también tu nombre el apellido de alguien que este año,
el destino, o mi sino, me trajo de ultramar,
un hombre impetuoso, poeta, pianista, escultor y pintor,
con dotes de amante lascivo y mortal.
En Kendo un caballero,
un zensei y un arma eficaz,
en su profesión mundana,
creativo y artífice ilusionista.
Marino por convicción y bandido por afición,
ya que intentó robarme la vida y el corazón
pero otro le ganó mi amor y deseos mas secretos
los gemidos de mis noches y el calor de mi pasión.
Fuimos contrincantes en elaborar versos y ensayos
y en fabricar sueños de palpable sensualidad y erotismo.
Construimos enigmas creyéndonos el príncipe y su amada Turandot
y al alba siempre había un premio al ganador.
Contigo mes de abril, él se fue,
que extraña coincidencia,
a tu lado hizo binomio mágico, estruendoso y cegador
y en una explosión de pirotecnia, el desapareció.
Creyó que era su orgullosa decisión,
y este ser poderoso, fatídico y orgulloso,
cayó en mi anzuelo y creyó mi duelo,
sin saber que yo deseaba verlo desaparecer.
Si, su partida era para mi mas que un anhelo,
una necesidad de urgencia imprescindible
será porque aún yo no comprendo, a los bandidos
que roban tan sólo por un goce de estética emoción.
Y aunque para él,
el hedonismo siempre
será mas valioso
e importante que el amor.
Para mi
que no comprendo esta postura,
debo reconocer que este bándalo,
sibarita y hedonista
sus ideales puros y eternos si me transmitió.
Su exacerbado nacionalismo catalán
y su férrea adhesión hacia la izquierda,
eso, señor abril,
yo debo confesar me subyugó.
Pero también me robó
mis sueños de celebración de amores.
sustrajo de mi alcance las flores, las tarjetas, y frases lisonjeras
que toda ilusa enamorada quiere tener cada febrero.
Pero su despojo no impidió
que parte de su ser me conquistara,
su mismo gentilicio
me llevó a buscar a otro compatriota sin igual.
Y en ese mismo febrero,
el cual él convirtió en un mes mas,
llegó en su lugar
y a través del mar, otro poeta y marino.
Caballero Kendo también,
pero con la Katana a buen resguardo,
con la ternura a flor de piel, con mirada de águila y alas de halcón,
y una sublime clonación del Serrat de mi niñez.
Y regresaron de nuevo
los versos y los ensayos,
y aquí no había rivales
y nacían complementos.
Ideas compartidas, diálogos, reciprocidad, complicidad,
un encuentro exacto de dos piezas con tantas hendiduras,
que juntas completan
la construcción perfecta de un rompecabezas.
Y llegó a nosotros el alba
repleta de deseos compartidos,
la sensualidad y el erotismo
en juegos puramente lúdicos.
Y nos volvimos nuevamente en adolescentes locos,
desvelo tras desvelo, llamada tras llamada
y un cúmulo de sueños y deseos
saliendo como en caja de Pandora.
Y a través de este catalán,
que conquisto mi piel y mis entrañas,
tú, mes de abril, me devolviste más de lo que creía yo había perdido
en el segundo mes, que está enlazado a ti irremediablemente.
Y vienes hoy a mi o mes de abril,
con un alud de creencias ancestrales,
que estrepitosamente tira al suelo y aniquila sin compasión
toda esa parafernalia publicista de nuestro triste 14 de febrero.
Y ahora amo el 23 de abril,
porque ha este festín de enamorados,
le encuentro mas solidez con sus leyendas, con su Sant Jordi Caballero,
con su princesa rescatada del dragón de la ignorancia.
Porque para mi amor,
hay una fiesta donde no solo celebra la maravilla del amor,
también ahí se da un festín el nacionalismo,
se toman en cuenta las cosechas y los bienes de la tierra.
Y los regalos no requieren
fatuos adjetivos publicistas,
son todos tan iguales
y ahí no veo ninguna vanidad.
Y amo esta rosa
que el me ha enviado,
con sus espiga y senyera
que la arropan.
Y mi regocijo se desbordó
cuando me he enterado a tiempo que mi amado,
al igual que todos sus compatriotas, el único regalo que de mi tendrá,
para no encontrarme fuera de lugar, es solo un libro.
¡Oh maravilloso mes de abril!
¿Existe en este mundo
acaso un presente mejor,
que dar un libro al ser amado?
Al menos para mi no, eso no existe.
Yolanda
24 de abril del 2007
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