La sombra blanca la llaman
y al son de las
melodías
de una flauta en
Fairyland
danza y baila sin
parar.
Y va formando a su paso
blancas flores en los
prados,
siempre con forma de
estrella
plenas de olores y
encanto.
Nebulosa iridiscente
que danza para
Selene,
y sueña en
constelaciones
matizadas de
compases.
Con sus alas cristalinas
deja estela de
sonidos,
estelares campanillas
que le han legado los
cielos.
Florece al atardecer
en hora crepuscular,
todo suele enardecer
con su singular
andar.
Cuando la noche es profunda
semeja una flor
nocturnal,
y va derramando su
esencia
con su tenue caminar.
Gwenhwyfar gira que gira
con sus brazos extendidos,
su vuelo es atemporal
dejando su pelo al
viento.
Es el alma del que baila
del vivir en movimiento,
de lo humano se
despoja
viajando entre
estrellas y sueños.
Alguien a osado afirmar
que si no sabes
bailar,
en noches de
plenilunio
ella te suele
enseñar.
Yolanda de la Colina Flores
8 de mayo del
2013
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