martes, 5 de noviembre de 2013

LA REINA DE LOS OCÉANOS Capítulo 9 (Cuento dedicado a mi madre)


 
Capítulo 9
Mir y Ror

Ondine estaba un poco cansada, larga era ya su travesía y como los víveres se le habían acabado estaba un poco hastiada de ingerir algas de mar. De pronto a lo lejos le pareció percibir una hermosa formación de coral que semejaba un árbol en el cual estaba una sirena sentada mirándose al espejo, pero….. no, ¡un momento…! , en realidad eran dos sirenas idénticas una frente al la otra, unas sirenas gemelas que cara a cara jugaban a copiarse los gestos como si una fuera el reflejo de la otra, sostenían frente a ellas el marco de lo que tal vez un día contuvo un espejo, reían y hablaban con unas voces que más que un simple diálogo parecía una hermosa canción, porque no hablaban normalmente, sus vocablos siempre eran las notas y armonías de una bella y singular melodía.

En cuanto notaron la presencia de Ondine voltearon a mirarla y le recibieron con una amplia sonrisa, se presentaron indicando que se llamaban Mir y Ror y a su vez le preguntaron su nombre al tiempo que intrigadas le también le cuestionaban que hacía vagando por aquellos lares, cuando lo hacían seguían cantando, así que Ondine dedujo que esa era su particular forma de hablar, la cual era realmente espectacular, a veces lo hacían al mismo tiempo cantando exactamente lo mismo a dos voces, otras veces realizaban un canto  a contrapunto, Ondine estaba fascinada ya que siempre que hablaban, ella parecía estar viendo una de las más hermosas representaciones del bellcanto.

Ondine les narró su historia y ellas le escuchaban encantadas, haciendo cuando así lo ameritaba la narración, diversas expresiones al mismo tiempo, Ondine pudo claramente percibir que los ojos de las gemelas brillaban cuando les narró como había hecho la muñeca de su amiga Octópody, la invitaron a comer y cuando hubieron terminado estaban felices departiendo un buen rato, cuando de repente ambas al unísono se pusieron tristes y empezaron a llorar, era curioso porque ¡también sus llantos eran musicales!.

Una vez que se calmaron y aceptaron los apapachos y mimos de Ondine, ésta les pidió que por favor le explicaran porque de repente se habían puesto tan tristes, las sirenas gemelas empezaron a narrar una historia como si fuese una bella canción:

-La nereida prisionera
se encuentra tras un cristal,
sus lágrimas se hacen perlas
por ello atrapada está.

Un pulpo la ha secuestrado,
para adornar su hábitat,
desea tapizar su cueva
con esas perlas del mar.

No tiene con quien jugar
con quien cantar y bailar,
por ello llora con pena
y hace perlas sin parar.

En el reino las sirenas
la han querido liberar,
pero por más que lo intentan
sólo logran fracasar.

El cristal que la protege,
es cual escudo de acero
y no hay ningún agujero
por el que pueda emerger.

La nereida prisionera
llora y llora sin parar,
creando montañas de perlas
para una cueva adornar.-

Ondine escuchó la historia impactada, las singulares sirenas le compartieron también el hecho de que se sentían muy tristes por ella, porque además de ser una de sus congéneres, era su querida prima Dione, Ondine sintió pena y de pronto una idea se formó  en su mente, la cual una vez que Mir y Ror hubieron concluido la historia se las comunicó, a las gemelas les pareció una idea genial y le proporcionaron la foto que de su prima Ondine les había requerido, estaban felices y sonreían al tiempo que miraban a Ondine trabajar.

Después de un largo tiempo Ondine concluyó y les mostró una hermosa muñeca que era un pequeño clon de su querida prima Dione, al día siguiente Ondine continuaría su viaje y las gemelas le dieron una buena dotación de alimentos, no solo porque la pequeña les había prometido pasar a visitar a su prima para tratar de darle la muñeca, sino porque además en ese corto tiempo en que habían convivido habían llegado a estimarla.

Ondine se despertó muy temprano al día siguiente, en compañía de Ángel y de puntillas  salió de la casa de las gemelas para no despertarlas, afuera estaba el árbol de coral donde las había visto por primera a vez, al pie de éste deposito dos hermosas muñecas fabricadas por ella durante la noche, una réplica exacta de sus ahora amigas Mir y Ror, no pudo ver sus caras y expresiones ni escuchar sus cantos y sonrisas musicales, pero podía imaginar cual sería la reacción de las dos hermanas cuando vieran lo que Ondine les había dejado de regalo como muestra de agradecimiento.   

Yolanda de la Colina Flores
Otoño del 2013

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