Duele como suele doler la esquirla de metralla
Que forman mis pensamientos al recordarte
Y saber sin remedio que no suelo ya tenerte
Y sin embargo tengo….
tu magnífico recuerdo para ignorarlo todo.
Duele como las risas de quien cara a cara
Dice esa palabra de cuatro letras… parecen pocas
Para abarcar la inmensidad de tu impecable y recta forma de ser
Y sin embargo tengo
Tu magnífico recuerdo para evocarlo al punto.
Duele como un sofoco que no aclara en la garganta
Como la lágrima que se atrapa en las pestañas
Y no cae, por no verse convertida en llanto
Y sin embargo tengo
Tu magnífico recuerdo que es mi consuelo entero
Duele como el tiempo que sabemos se sucede
Y se va sin curarnos ni sanarnos las heridas
porque extraño aún tu andar en esta vida
Y sin embargo tengo
Tu magnífico recuerdo que es quien sana esas heridas.
Duele como invierno que te toma por sorpresa
Y te pilla sin amparo ni resguardo que proteja
Como la gélida ventisca que te congela entera
Y sin embargo tengo
Tu magnífico recuerdo que es un cálido abrigo
Duele como saber que no he de ver aquí ya más
Esa tu risa bifásica franca y socarrona
Y el brillo de esos ojos en la apertura del presente
Y sin embargo tengo
Tu magnífico recuerdo que es tu regalo eterno
Duele como la zarza que se encaja entre las manos
El no tener a tiempo en el camino el justo halago o regaño
Ni el consejo consabidamente sabio
Y sin embargo tengo
Tu magnífico recuerdo que hoy es la caricia tuya
Yolanda de la Colina Flores
16 de junio del 2008
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