Capítulo 8
El bosque de caramelos
Cuando salieron del bosque de los
gusanitos de gominolas la nena de pan de jengibre preguntó a Mirtha si le
gustaría conocer otros bosques que antes no podía conocer debido a su tamaño,
eran bosques más pequeños por los que sólo paseaban los seres que habitaban ese
reino. Mirtha se sintió complacida de que en esta ocasión ella fuera invitada a
recorrerlo y aceptó contenta la invitación. Llegaron a un hermoso bosque
repleto de árboles de piruletas y chupa chups, de diferentes colores y sabores,
el suelo era de esponjoso y mullido malvavisco rosa y el olor que desprendía
aquel bosque era delicioso.
De pronto se encontraron en su
camino a cuatro nenas caramelo, jugando por el bosque con globos hechos de
chicle de diversos colores, se escuchaban sus risas y se veía que disfrutaban
de lo lindo, la nena de pan de jengibre les presentó a Mirtha y éstas a su vez
se presentaron con ella, sus nombres eran: Caramelo de anís, Caramelo de menta,
Caramelo de mora y Caramelo de fresa. Se pusieron a jugar con ellas, muchos
juegos desde hacer comiditas, a la casita, a hacer rondas, a las escondidas o
simplemente corriendo por el bosque, las nenas caramelo le prestaron a Mirtha
sus globos y fue algo realmente increíble ya que éstos la llevaban a pasear por
diversos lugares, a veces la hacían volar y otras sencillamente corrían
sobrevolándolas a su paso atados con unas cintas rojas.
Estuvieron así por mucho rato,
hasta que la nena de pan de jengibre se dio cuenta que ya era un poco tarde y
dijo a Mirtha que debían regresar a la casa rosa de turrón y malvavisco, se despidieron
de sus amiguitas que también se fueron a su casa de caramelos y emprendieron el
regreso. Mirtha estaba cansada y preguntó a la nena si habría alguna forma de
ir más cómodas y no caminar tanto, la nena asintió con la cabeza y le dijo:
-¡Claro, lo único que tenemos que
hacer es llamar al cerdito de chocolate volador!-
Yolanda de la Colina Flores
30 de julio del 2013
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