Capítulo 6
La nena pastelito de chocolate
Mirtha estaba encantada con la
posibilidad de ser como sus amiguitos y aceptó la propuesta encantada, le
dijeron que para ello tenía que ir a la cocina de la casa rosa de turrón y
malvavisco y ahí después de ingerir una serie de caramelos en la combinación
perfecta se convertiría en el confite, dulce o golosina que mas le apeteciera.
Mirtha y la nena de pan de
jengibre se despidieron del nene tarta de chocolate ya que él no podía
acompañarles pues no podía salir de la pequeña tienda porque era muy pequeño y
emprendieron el viaje hacia la casa rosa de turrón y malvavisco. Una vez que
llegaron a ella fueron recibidas por una cuchara de plata con brazos y piernas,
ésta les indicó el camino a la cocina, ahí tomó varios potes que contenían
diversos dulces y caramelos, después preguntó a Mirtha que le gustaría ser,
ella sin dudarlo dijo:
-Me agradaría ser un pastelito de
chocolate-
La cuchara fue tomando de los
potes varios dulces y caramelos, los convirtió en una especie de jarabe y
después le pidió a Mirtha que se lo bebiera, poco a poco Mirtha se lo fue
tomando y a medida que lo hacía su tamaño se reducía, cuando dejó de hacerse
pequeña la cuchara entonces la tomó de la mano y elevándose la subió sobre la
mesa y la colocó sobre una bandeja de plata, Mirtha empezó a girar como si
alguien la estuviera batiendo, los giros se hacían cada vez más rápidos y de la
misma forma fueron disminuyendo hasta que pararon, ahora Mirtha era una hermosa
nena pastelito de chocolate.
Podía admirar su reflejo en la
bandeja de plata y le pareció que realmente era un pastelito espectacular, su
vestido era súper elegante, adornado con unas hermosas cerezas rojas, así como
rosas, encajes y bombones hechos de chocolate. Adornaba su cabeza una
maravillosa diadema a juego con su vestido, Mirtha aspiró el olor a chocolate
que ahora su cuerpo despedía y de inmediato en su mente apareció una idea que
no entendía, tenía la irremediable necesidad de que alguien se la comiera o de
que por lo menos le diera una probadita.
La cuchara entonces levantó el
vuelo y tomo de su vestido una cucharada, al hacerlo vio que estaba rellena de
delicioso sirope y chips de chocolate, a medida que la cuchara iba tomando
bocados Mirtha se sentía más y más contenta y comprendió entonces lo que
trataban de decirle sus amiguitos, ellos habían sido creados para que alguien
se los comiera y se sentían felices de que así fuera. Una vez que lo hubo
comprendido sus vestimentas volvieron a cambiar ya no era más una nena
pastelito de chocolate, ahora volvía a ser como antes una niña normal pero un
poco más pequeña ya que no había recuperado su tamaño.
La pequeña nena de pan de
jengibre salió de una alacena donde buscaba unas gominolas que le encantaban y
no acertaba a encontrar, así que preguntó a Mirtha:
-¿Has visto por ahí gominolas con
forma de gusanitos?-
Mirtha revisó su entorno y negó
con la cabeza, por lo que la nena de pan de jengibre le dijo:
-Seguramente se han acabado, que
lástima, son mis preferidas, humm…., pero…, espera, ¡quizás tu puedas hacer que
nazcan más!, ¿te gustaría intentarlo?
Mirtha negó nuevamente con la
cabeza a la vez que decía:
-Lo siento nena, no sé como
hacerlo.-
-¡Es muy fácil! yo te enseño como
¿te gustaría?
Mirtha asintió no muy convencida,
pero quería complacer a su nueva amiguita así que salieron de la casa rosa de
turrón y malvavisco y se dirigieron según había dicho la nena de pan de
jengibre hacia la huerta de gusanitos de gominolas.
Yolanda de la Colina Flores
30 de julio del 2013
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