Tenía inmensas ganas de volar
por tanto alerones debía fabricar,
con ahínco me puse dibujar
unas alas que no tendrían igual.
Cien papeles junté por todos lados
de albanene o fuerte cascarón,
diez fabrianos y algunos satinados
dos rugosos y un singular cartón.
Mas ninguno lograba convencerme
de plasmar las alas que anhelé,
dibujé y tracé cientos de veces
y esas veces también yo las borré.
Cerré entonces mis ojos y sentidos
y empecé con mi mente a delinear,
mis neuronas trazaron sin descuidos
y lograron mis alas perfilar.
Yolanda de la Colina Flores
23 de octubre del 2016
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