En peligros inminentes
me he encontrado por momentos,
mis pasos seguían silentes
amores en monumento.
En cuerda floja posaba,
cada tranco en que avanzaba
y ellos miraban atentos
mi camino de tormentos.
Esos rostros me mostraban,
su emoción en brumamientos
y con ello me anunciaban
que ellos eran mis cimientos.
Cimientos desquebrajados
que debía reconstruir,
sanar mis muros ajados
y hacer mi hábitat feliz.
Y me apoyé en su presencia
en su constante adhesión,
con ellos así mi esencia
y escapé de mi prisión.
Yolanda de la Colina Flores
1 de junio del 2016
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