Sorteando peligros,
de nuevo me encuentro
y miles de esbirros
por dentro concentro.
Pues llevo en mi envés
mi yelmo potente,
con ella en influente
no doy ni un traspiés.
Saldrán a mi paso
barrancos y abismos,
mas su dulce abrazo
es suave bautismo.
Y así voy autista
confiando en su guía,
con ojos sin vista
y mi alma prendía.
Pues sé que me porta
por límpida vía,
mis trancos escolta
en fiel travesía.
Yolanda de la Colina Flores
14 de julio del 2016
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