Se multiplicaron
mis extremidades,
de pronto emergieron
cual bellos cofrades.
Entre todos ellos
quebraron leontinas,
rasgaron los sellos
y redes dañinas.
Rompieron cadenas
grilletes y enlaces,
disolvieron penas
pesares y ambages.
Y mi cuerpo entero
cambió de ropajes,
cual tácito fuero
de áureo blindaje.
Y fui iluminada
por cálida llama.
de luz inundada
franqueando mi alma.
Yolanda de la Colina Flores
5 de octubre del 2016
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