Los senderos que cruzas cada día
se tornan de repente familiares
y las lenguas extrañas te adormecen
aunque este hábitat no sea tu lar.
Has llegado con poco o casi nada
el polvillo de tu tierra adherida en un ojal
y en bastillas de tu falda el leve roce
de los muebles amados de tu hogar.
Sin ninguna luz bermeja tu atraviesas
y se cuadran los hierros propulsados por motor
por sorpresa te toma un raro civismo inusual
ser transeúnte visible de repente te intoxica.
Ser extraño y forastero magnifica
lo común que a todos debería resultar
mas tarde con tristeza te percatas
que el Tercer Mundo en todo el globo cohabita.
Es entonces cuando añoras
de tu patria las bondades y sabores
la nostalgia se te agolpa ahí en el pecho
creando nudos y congojas sin tragar.
Te das cuenta que pervives en ensueños
que en tu espalda has acopado día tras día
los cuales poco a poco se transfiguran
en exceso de equipaje que cargar.
Sin remedio las vivencias aquí tenidas
se entremezclan con los residuos de tu ayer
y el exceso de equipaje se transforma
en un nuevo e importante bagaje de tu vida.
Yolanda
10 de mayo del 2010
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