Capítulo 9
La audiencia ante el Rey
Transcurrido un tiempo, Menudita empezó a preocuparse aún más, si
esto es posible y entendió que debían solicitar una ayuda más poderosa,
Clarita no aparecía, ni llamaba, ni escribía una nota, ni una postal, nada, de
nada y eso no era posible de acuerdo al carácter de Clarita. Así que puso manos
al asunto, escribió una misiva en un papel blanco purísimo con bordes dorados
dirigido a la autoridad más alta del huerto, la cual rezaba así:
Su excelentísima Majestad Don Aromatiósico Ajo:
Aunque sabemos que usted es una persona muy ocupada, nos permitimos
distraer su atención hacia un asunto muy importante para toda nuestra
comunidad.
Para poder explicar el tema que nos atañe solicitamos nos conceda
una audiencia lo antes posible.
En espera de su respuesta.
Menudita Salsifí
Presidenta del Club de Amigas de la Huerta
Después sin más adornos que un lacito dorado, la mandó a volar por
los aires, con destino al Castillo del Rey. En unas cuantas horas Menudita
recibió la respuesta en un sobre lacrado con polvo de oro, adornado con
filigrana dorada y una hermosa coronita. Menudita atrapó la misiva y rompió el
sello y al hacerlo minúsculas partículas doradas salieron de ella, Menudita
impaciente leyó:
Su Excelentísima Majestad Don Aromatiósico Ajo.
Tendrá a bien recibirle a usted el día de hoy a las 17:00 hrs.
Atentamente
Verdoso Cilantro
Secretario de Servicios de la Casa Real
Menudita tenía apenas unos cuantos minutos para estar frente al
rey, rápidamente vistió una de sus mejores galas, para no desentonar con la
audiencia, y se dirigió casi volando al palacio. Cuando llegó y enseñó la
misiva del rey a los guardias que custodiaban la grandiosa verja de inmediato
éstos le abrieron paso y de la misma manera atravesó el incontable número de
puertas hasta que llegó frente al secretario del rey, éste era un fino Cilantro
cubierto por una frondosa cabellera de bellas hojas muy bien peinadas con
gráciles y estudiados movimientos. El secretario se levantó de una silla que se
encontraba tras un elegante escritorio y con voz parsimoniosa le anunció: - En un
minuto su excelentísima majestad le recibirá, sírvase tomar asiento-.
Menudita esperó exactamente un minuto, trascurrido ese tiempo
desde detrás de una inmensa puerta dorada se alcanzó a escuchar el sonido de
una dulce campanita y un ligero tosido. El secretario del rey con un gesto
amable le indicó con una mano que pasara. La chica pensó para sus adentros, -no
sé cómo abriré esa puerta, se ve tan pesada-, pero en cuanto se paró frente a
ella ésta se abrió de par en par.
A sus ojos entonces aparecieron dos filas de guardias con
relucientes armaduras, haciendo valla a una larga alfombra roja, al final
después de unos hermosos escalones cubiertos de alfombra granate, sentado en un
regio trono, se encontraba su majestad. Menudita con paso suave y firme avanzó
por aquella impoluta y suave alfombra roja. Al pié de la escalera de donde se
encontraba el rey Menudita hizo una formal reverencia diciendo: - Su majestad-.
El rey con un gesto le indicó que tomara asiento en una pequeña
silla dorada que de repente tras de sí había aparecido, Menudita tomó asiento y
en cuanto estaba bien acomodada el rey dijo: -Le escucho-.
Menudita con temple y mesura fue narrando al rey todos los
extraños acontecimientos que habían ocurrido en torno a Clarita. El rey por su
parte con rostro interesado escuchó todo y después con un aire afectado,
relativo a su condición de monarca, preguntó: - ¿Y qué queréis que haga yo por
vosotros?-. Menudita respondió: - Permitir que entremos a casa de Clarita,
creemos que dentro sin duda habrá detalles que nos puedan ayudar en su búsqueda
o que tal vez nos conduzcan a su paradero-.
El rey después de meditarlo un momento contestó: - Muy bien
señorita Salsifí, tiene usted mi permiso para irrumpir en casa de Clarita
Cascarón con solo dos condiciones:-. Diga usted su majestad-, dijo Menudita. –
Primero, que busquen la manera de entrar sin violentar las cerraduras de puertas
y ventanas, por estos lares es tan difícil encontrar cerraduras que se acoplen
a nuestro hábitat y conseguirlos representa un gasto muy oneroso para la
corona, obviamente les insto a que no toquéis nada sin guantes y no mováis nada
de su lugar, asimismo tendréis que informarme de que resultado han tenido sus
pesquisas. Y segundo, que si encontráis a Clarita y realizáis ese banquete de
Pascua me invitéis a él, me agradaría asistir. Menudita asintió repetidas veces
y el rey con un gesto mandó llamar a su secretario y éste presto en menos que
¡ya!, estaba a su lado con un grandioso pergamino el cual con voz parsimoniosa
leyó:
Su Majestad Don Aromatiósico Ajo
Concede por real decreto, el permiso de entrar a casa de Clarita
Cascarón a la Señorita Menudita Salsifí y a las personas que ella designe para
realizar este evento.
Atentamente:
SMR DAA.
Menudita tomó el pergamino en sus manos y haciendo una reverencia
se dispuso a salir, antes de que esto sucediera el Rey ya se había puesto en
pié y con parsimoniosos pasos se dirigió hacia una gran puerta cerca del trono,
tras la cual desapareció. Toda la plática que ambos habían sostenido, había
sido matizada por ligeras tocecitas del Rey, quien parecía estar en los albores
del un resfriado.
Menudita regresó con su edicto en mano y al día siguiente reunió en un plis plas a
todos los integrantes de la huerta en el salón de banquetes, en donde les
comunicó la resolución del rey. Entre vivas y vítores todos se dispusieron a ir
a casa de Clarita. Menudita puso orden: -¡Momento! no podemos ir todos, no
cabemos en casa de Clarita, tampoco podemos causar tanto revuelo y alboroto,
pues aún no sabemos con que nos vamos a encontrar, esto es una cosa seria y
como tal debemos tomarla, así que éstas son las personas que he seleccionado
para acompañarme: Sanguínea y Pringue Remolacha, Dulce Pera, Bronceadita
Zanahoria, Corolita Iceberg, Esplendoroso Lechuga, Caramelosa Moniato y
Perfumosita Cebollita.
Toda la comitiva se dirigió a casa de Clarita armada con guantes,
pinzas y lupas y uno que otro implemento para escalar al tejado de la casa. Iba
todo de maravilla hasta que intentaron entrar, la cerradura de la puerta
principal resultaba imposible de abrir, por más que lo intentaban con miles de
trucos, no lograban abrirla; Corolita y Esplendoroso con su agilidad juvenil,
subieron al tejado y después revisaron cada posible entrada a la casa, ventanas
o respiraderos, después de un rato descendieron y Esplendoroso informó: -Todas
las ventanas están cerradas excepto una, pero es pequeñísima y sólo podemos
acceder al interior entrando por ella o por el ducto de la chimenea que también es muy
estrecha, considero que dentro de nuestro grupo sólo hay una personita que
encaja en este perfil y es Perfumosita-, y dirigiéndose a ella le preguntó:
-¿Nena, te atreverías a intentarlo?- Perfumosita asintió y Esplendoroso
tomándola en brazos se dispuso a subir de nuevo sobre el tejado, pero ella
replicó: -Me gustaría empezar primero por la ventana, si no hay problema, es
que sufro de vértigo porque le tengo pavor a las alturas-.
Entre sonrisas llevaron a la chiquita ante la pequeña ventana
abierta, pero por más intentos que hicieron, ésta resultaba muy pequeña para
que ella pasara. Decidieron entonces ir por los hijitos de Bronceadita
Zanahoria, unos pequeñitos, simpáticos y revoltosos mellizos llamados Carotino
y Vitamínico a quiénes cariñosamente llamaban Tino y Nico, que ahora se
encontraban en clases de esgrima. Perfumosita señaló: -Perderemos mucho tiempo
en lo que van por ellos yo puedo intentar entrar por la chimenea, sólo pido que
Esplendoroso me lleve en sus brazos y me deje en la entrada de la chimenea y
que mientras esto pasa yo vaya con los ojos cerrados para que no me dé vértigo.
Todos se pusieron muy contentos y así Esplendoroso la tomó de
nuevo en brazos y la subió hasta el hueco de la chimenea, le ató una cuerda en
la cintura y lentamente la fue
deslizando, cuando Perfumosita sintió que tocaba suelo, ya que tenía los ojos
completamente cerrados, dio dos tirones a la cuerda indicando que había llegado
bien, luego abrió los ojos, no veía nada, poco a poco se fueron aclarando las
formas y entre la oscuridad pudo distinguir la puerta, lentamente fue hacia
ella para abrirla y se disponía a hacerlo cuando una mano tocó su hombro.
Perfumosita se puso lívida y todo el cuerpo le temblaba, hasta que
una voz dijo a sus espaldas: - No temas Perfumosita soy Clarita, ella se volvió
con una amplia sonrisa y se abrazó a Clarita, ésta con un gesto le indicó a la
nena que guardara silencio, Perfumosita en tono bajo le dijo: - No tienes
escapatoria, no puedes seguir escondiéndote aquí de todos, si yo no les abro
traerán a los gemelos Zanahoria y tú sabes que ellos son un torbellino y
arrasarán con algo de tu casa antes de abrir la puerta-. Clarita con la cabeza
gacha y arrastrando los pies fue hacia la puerta de nuevo y tirando del pomo la
abrió.
Todas las caras detrás de la puerta tenían una expresión de
exclamación excepto dos, una era Menudita quien esbozaba una grandiosa sonrisa
y otra no podían verla ya que Sanguínea Remolacha se encontraba desmayada por
los suelos. Una vez que ésta se hubo recuperado del susto y se encontraba
nuevamente en pié Menudita volteó y dijo a todos lo siguiente: - Por favor les
suplico que volváis a vuestras casas, Clarita y yo tenemos que conversar.
A las cinco de la tarde nos reuniremos en el salón de banquetes y ya les
contaré lo que ha pasado, por lo pronto podéis iros tranquilos ya habéis visto
que Clarita está bien-. Todos se despidieron de Clarita mandándole besos y se
dispusieron a regresar a casa, Perfumosita le dio dos besos en sus mejillas y
con su manita le dijo adiós.
Una vez que la puerta se cerró Menudita y Clarita se fundieron en
un cálido abrazo, después tomadas de la mano se dirigieron a la salita,
Menudita dispuso todo para tomar una deliciosa infusión de regaliz con miel de
menta y unas pastitas de coco que encontró en la despensa. – Ahora sí Clarita,
dijo Menudita con mucho cariño, cuéntame ¿qué pasa?-.
Clarita entre lágrimas y suspiros retenidos empezó a narrar lo que
le acontecía. –Tú conoces mi querida Menudita lo que yo amaba la Pascua,
siempre te ayudé a organizar los banquetes, crié, alimenté y cuidé diminutos
conejitos para la fecha, elaboré con todo mi amor y mimo las cestitas adornadas
para dicha fecha. Siempre iguales con lacitos y flores que tomaba del jardín.
Pero este año consideré que una variación a nuestra celebración no vendría mal
y como aún no teníamos en mente ninguna idea digna de mención me dispuse a
buscar inspiración por otros lares.
Después de sortear muchos peligros me adentré en la casa de los
humanos y descubrí varias cosas que me resultaron interesantes, ¡chocolates,
gomitas y caramelos en forma de conejitos! ¡sombreritos en forma de cucurucho
con tonos pastel, cintas y círculos de papel volando por los aires! ¡pastelitos, muffins, galletas y tartitas decoradas de diversas formas en tonos
realmente bellos! Como vi que todo salía de la cocina, me dispuse a atisbar a
través de sus ventanas, para de esta manera aprender muy bien las técnicas de
elaboración, cuando de repente una imagen frente a mi me horrorizó.
Tú bien sabes que orgullosos somos nosotros de nuestra graduación
en esta vida, algunos llegaron a convertirse en pollitos para después terminar
como una hermosa gallina o un majestuoso gallo, otras en increíbles tortillas
españolas, en sofisticadas omellettes, esponjosos huevos revueltos o huevos
benedictine, poché, rancheros, o a la mexicana, otros llegaron a formar parte
de un maravilloso rebosado o ingredientes de un buen betún o pastel entre
muchas otras cosas. Pero lo que yo vi ante mis ojos fue realmente espeluznante.
En lugar de que los cascarones de mis congéneres fueran triturados y reciclados
en la granja para gran alegría de los cerditos, ¡éstos han sido puestos en
exhibición! primero bañados nuevamente bajo un torrente de agua hirviendo y
después puestos a secar para al final acabar sobre un exhibidor donde con tonos
chillones y brillantes han sido recubiertos, terminando con pinceladas que
dibujaban lunares, rayas, estrellas y figuras con miles de formas en tonos
bronce, plata y oro. ¡Ahí puestos a secar frente a la ventana que da al jardín
para escarnio de todos!
Menudita no pudo menos que soltar una sonora carcajada, la cual
tuvo que suprimir al ver el ceño fruncido y la indignada mirada de su amiga.
Ante esto Menudita le inquirió con cariño: - ¿ Pero Clarita … nunca habías oído
hablar de los huevos de Pascua?- Clarita negó con su cabeza, Menudita continuó:
- Mis abuelos nos lo contaban, para que sepas, estos huevos son unos de los
principales y divertidos protagonistas en las fiestas de la Pascua y representan
el bien que nos depara la vida, después de una época de sufrimiento, por ello
aparecen después de un período de duelo y recogimiento, todo lo bello está
cubierto por una especie de cascarón frágil, tan hermoso que nos atrae con sus
vivos colores, tan fastuoso y elegante, que lo queremos poseer, pero hay que
tener mucho cuidado en como tratarlo porque al romperlo, podemos estropear sin
querer lo que guarda dentro. Estos huevos de Pascua representan la felicidad-.
-Como la felicidad es difícil de encontrar, dichos huevos una vez
rellenados y decorados, se esconden en jardines o lugares secretos y los buscan
generalmente los niños, aunque a veces lo hacen también los mayores, deben
tratar de encontrarlos y al hacerlo los depositan en las cestitas de Pascua que
con anterioridad ya les han regalado. Estos cascarones traen dentro de sí cosas
bellas o divertidas, algún objeto especial para quien lo encuentra,
pensamientos de amor o de amistad, un simple caramelo, que siempre después de
un período de abstinencia te endulza la vida. Otros traen diversas cosas
específicamente encaminadas a aportar diversión y contienen por ejemplo esos
círculos de colores que tu señalabas, que ellos llaman confeti o listones de
papel y que también conociste llamadas serpentinas; algunos más contienen
harinas pintadas de colores y otros simplemente espuma o agua, los cuales al
estallar en la cabeza de los humanos provocan grandes risotadas-.
-No los exhiben para escarnio, sino todo lo contrario, es con
orgullo que los tienen ahí secándose ante los ojos de todos, para que los
admiren, ¿no ves que son verdaderas obras de arte?-. A medida que Menudita
hablaba la cara de Clarita se fue transformando y pasó de la tristeza a la
expectación, del asombro a la diversión para acabar con un rostro pletórico de
felicidad.
Menudita continuó:- Cierto es que yo veía que tus cestitas no
contenían estas preciosuras, pero siempre pensé que era porque eran enormes
para ellas, por lo mismo jamás te dije nada, pero… ¿que te parece si este año
elaboramos unos de dulce de azúcar, como los alfeñiques que se ponen el domingo
de Pascua en la placita del pueblo?-. Clarita aplaudía con entusiasmo, con
ayuda de su amiga se acicaló, tomó un baño de burbujas mientras ésta le
preparaba un suculento almuerzo y luego después de emperifollarse se fueron a la
reunión donde narraron todo a los habitantes del huerto. Menudita por su parte
antes de acostarse a dormir mandó una misiva avisando lo mismo al rey y
confirmándole que el banquete de Pascua se llevaría a cabo por lo que esperaban
su presencia.
Yolanda de la Colina Flores
Pascua 2013