Capítulo 12
El diseño de vestidos
Apresuradamente Menudita empezó a llamar a sus amigas para una
nueva reunión y entre ellas a
la principal protagonista
de ella, la cual se llevaría a cabo en la casa de la anfitriona. Todas sin
excepción confirmaron su asistencia al evento, en la huerta todo mundo se
enteró de que algo importante ocurría porque las chicas en camino a casa de su
amiga iban armando tal revuelo con sus pláticas y risas, que era imposible que
pasaran desapercibidas, además de provocar en uno que otro una soslayada
sonrisa.
Al llegar a casa de Menudita, entre todas se dispusieron a
preparar varias teteras y colocaron sobre la mesa una selección de infusiones
de un incontable número de sabores, después en la mesita, algunas de ellas
pusieron bandejitas de pastitas que habían llevado consigo, colocaron una fila
de sillitas en el amplio comedor, todos los espejos que Menudita poseía en su
casa, también fueron ahí colocados y tendieron al centro un pasillo de mullida
y esponjosa alfombra color lavanda.
Para cuando apareció Gloriciosa Calabaza, la amiga que todas ellas
esperaban, ya estaba todo dispuesto. Venía con una especie de siete pajecillos,
unas pequeñas vainas de guisantes de lagrimita, los famosos hermanitos Green,
que siempre estaban dispuestos a ayudar a todos ya que aunque eran muy
pequeñitos poseían una poderosa fuerza. Iban cargados de cajas y bolsas, de un sinfín de colores, al igual que Gloriciosa, dispusieron todo sobre una mesa
que Menudita les había señalado, junto a un gran espejo.
De las bolsas, con hermosos papeles de seda en color
a juego, empezaron a emerger telas y géneros, todas bellas y de hermosos
colores, linos, sedas, shantungs, organzas, tules, blondas y encajes. Empezó un
coro de exclamaciones entre las chicas, solo se escuchaba un ¡oh! o ¡ah!, de
sus voces que exclamaban al unísono, como si todas se hubieran puesto de
acuerdo o lo hubieran ensayado antes. Una vez que las telas estuvieron
dispuestas sobre todos los muebles de la estancia, los hermanitos Green se
retiraron e indicaron les llamasen cuando la reunión hubiera concluido.
Una a una fueron pasando frente al gran espejo y Gloriciosa iba
probando en ellas lienzos de telas de colores, hasta que cada quien elegía el que más le agradaba bajo la mirada aprobatoria de la increíble calabaza.
Cuando todas tenían ya una tela seleccionada, de algunas de las cajas, hasta
ahora sin abrir, Gloriciosa extrajo varias revistas, donde publicaban los
diseños de moda que ella realizaba, las cuales fue entregando a cada una de
ellas, cada revista tenía un pequeño señalamiento en una de sus páginas y al
abrirla en lugar señalado mostraba diferentes vestidos,
los cuales parecían estar hechos para cada una en especial.
El coro de
exclamaciones volvió a aparecer, pero éstos ya no eran iguales ni del mismo tipo,
como en un canon iban entrando y saliendo, una exclamación por ahí y otra por
allá. Todas estaban encantadas con los diseños que Gloriciosa les había
seleccionado y nuevamente frente al espejo les iba probando los lienzos sobre
el cuerpo, modelando con pequeños alfileres, donde irían los volantes y
drapeados de los mismos.
Así siguieron hasta que la noche llegó y una a una se fueron
despidiendo, todas con caras de alegría, hasta que por fin sólo quedaron en la
sala Menudita, Clarita y Gloriciosa, quienes a un tiempo chocaron las palmas de
sus manos y estallaron en una cristalina carcajada.
Yolanda de la Colina Flores
Pascua 2013
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