Y ahora estoy flotando
por siempre suspendida,
pensando y levitando
en próxima acorrida.
Sé que soy bendecida,
que estoy reverdecida,
cual novel persicaria
y a la vez centenaria.
Yo vuelo y me recreo
con las luces del cielo,
que traspasan el bosque
sin provocar ni un mosque.
En penumbra y anhelos,
entre bellos reflejos,
voy plasmando mis sueños
que no se encuentran lejos.
Yolanda de la Colina Flores
27 de julio del 2016
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